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ENPEU COOP V, una manera de hacer arquitectura más justa socialmente, sana económicamente y ambientalmente sostenible

Dedicadas a la arquitectura social y a la cooperación al desarrollo, para las cinco socias de ENPEU Coop V la arquitectura es compromiso. Es diseñar y a la vez crear espacios seguros, sostenibles y dignos, que cumplan una misión. En ese sentido, reconocen, “no nos cuesta afirmar que el actual sector de la construcción se presenta como un gran consumidor de energía y recursos, generador de residuos a nivel global y creador de un producto de consumo rápido y frívolo donde el urbanismo especulativo y la promoción del espectáculo prevalecen”.

El equipo de ENPEU COOP V. lo forman las arquitectas Ana Bosch, Belén Fernández del Moral, Elena Vecino, Eva Mascarell y Lucía Guirao, las cinco con un postgrado de expertas en Cooperación al Desarrollo de Asentamientos Humanos Precarios. Se conocieron en la Universidad y luego unas y otras fueron encontrándose por el camino de distintas maneras hasta confluir en el Colectivo universitario Dempeus. “Lo que nos hizo juntarnos fueron las inquietudes personales por querer ampliar los conocimientos de arquitectura hacia enfoques más sociales. De alguna manera, cada una de nosotras fuimos acercándonos al mundo de la Cooperación al Desarrollo a través de cursos o becas de movilidad para colaborar en proyectos con entidades del tercer sector en diferentes partes del mundo y en 2018 coincidimos como voluntarias en la asociación Arquitectura SinFronteras”.

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Y lo que comenzó siendo una iniciativa estudiantil dentro de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Valencia (ETSAV) con el respaldo de la asociación Arquitectura Sin Fronteras fue cristalizando hasta el Colectivo Dempeus – Arquitectura Sin Fronteras. En el camino fueron sumándose de manera natural personas que compartían valores, proyectos y una visión común acerca de la arquitectura.

Para ellas, existen otras formas de hacer arquitectura que ponen el foco en la creación de lugares más saludables y, con ello, comunidades y sociedades más sanas. A partir del análisis de la Agenda 2030 y sus diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), explican, “comprobamos que la arquitectura se encuentra alineada con cada uno de los diecisiete ODS y que, llevando a cabo el acto de proyectar en consonancia con los objetivos, la arquitectura se convierte en una herramienta de transformación capaz de crear comunidades urbanas más justas, resistentes y sostenibles”.

Su desarrollo personal y profesional les ha llevado de una manera natural a integrar en sus proyectos aspectos como el enfoque de cuidados en la arquitectura, los procesos participativos como metodología del proceso proyectual, la consideración de la sostenibilidad y los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la profesión o la diversidad étnico cultural con la que cuentan las ciudades y su integración socioespacial, dándoles la importancia que merecen para realizar una arquitectura más contextualizada a la realidad.

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Del voluntariado a cooperativa sin ánimo de lucro


En la decisión de evolucionar desde el voluntariado a la profesionalización del colectivo pesaron bastante los apoyos recibidos. “Durante tres años, fuimos creciendo gracias al esfuerzo y el apoyo que recibimos de las entidades que invitábamos como expertas, del personal de la universidad, concretamente del Centro de Cooperación al Desarrollo de la UPV (CCD), de pequeñas empresas locales colaboradoras en los eventos y, sobre todo, de nuestras amistades y familias”, cuentan.

El punto de inflexión fue la evolución profesional de cada una de ellas. Durante los años 2019 y 2020, todas ellas se formaron en Cooperación al Desarrollo en Asentamientos Humanos Precarios en el Instituto de Habitabilidad Básica de la Escuela de Arquitectura de Madrid. En ese tiempo, además de ganar en experiencia, surgió el germen de un equipo de trabajo estable con una visión compartida de lo que debe ser la arquitectura. Y es que, tal y como ellas lo ven, “la formación en arquitectura se encuentra totalmente desligada de temas actuales que nosotras echamos de menos en su día y que con Dempeus comenzamos a llevar a las aulas”.

“Nuestra motivación, la experiencia personal y profesional, el sobresfuerzo que empezábamos a autoexigirnos y la ilusión por todo lo que hacíamos y queríamos hacer, nos hizo tomar la decisión en 2021 de crecer colectivamente”.

Y, finalmente, la decisión de crear una empresa llegó después de un periodo serio y riguroso de reflexión conjunta entre las cinco socias y, como ellas mismas reconocen, “fue toda una aventura de momentos muy buenos y otros muy duros”, porque, como recuerdan, hubo dos personas del colectivo Dempeus que decidieron no sumarse al proyecto y seguir con el voluntariado por motivos personales.

Tras sopesar y valorar todos los modelos empresariales para ver cuál podía encajar mejor con su idea de negocio, explican, “dimos con el modelo perfecto y con quienes nos podían ayudar a llevarlo a cabo: una cooperativa de trabajo asociado, con ausencia total de ánimo de lucro, apoyadas por FEVECTA para su constitución. El modelo de cooperativa encajaba con nosotras no solo porque nos ofrecía lo que en nuestras sesiones de trabajo habíamos definido ser, sino porque durante estos años de colectivo habíamos creado una metodología de trabajo muy personal, centrada en una estructura horizontal, de participación y consenso, que encajaba a la perfección con los principios cooperativos”.

La cooperativa ha heredado muchas cosas de aquel colectivo estudiantil, en el fondo y en la forma. Llamarse ENPEU es otra de ellas, porque como señalan, “la palabra dempeus significa en valenciano “ponerse de pie” y esta resumía a la perfección una actitud, lo que llamábamos la actitud dempeus, la actitud de levantarse y hacer frente a las injusticias sociales. La pista fue volver a recordar el origen y darnos cuenta de que ahora nosotras ya nos habíamos levantado, ya estábamos en pie (en peu), haciendo frente a estas realidades”,

 

 

 

Una arquitectura apegada a los derechos de la ciudadanía


ENPEU COOP V defiende una arquitectura que da prioridad a los procesos frente a los productos y, en ese sentido, conciben la participación como un proceso real de implicación de las personas que potencia las habilidades comunitarias y fomenta la construcción de una ciudadanía consciente y comprometida con su entorno. Mediante la participación, defienden, “las personas se convierten en sujetos de acción y la arquitectura en un proceso social colaborativo, vivo y en evolución cuyos protagonistas, los habitantes, son el centro de toda toma de decisiones”.

Además, para estas cinco profesionales, la arquitectura debe conocer las verdaderas necesidades humanas y ambientales. “Es imprescindible una actitud de escucha (activa) que dé voz a todos los agentes involucrados en los proyectos”, aseguran.

Creemos de verdad que como arquitectas somos agentes de cambio y que podemos influir de manera positiva para crear un mundo más inclusivo, sostenible y justo a través del acompañamiento de procesos relacionados con el derecho a habitar”.

Para ENPEU COOP V, el ‘derecho a habitar’, no sólo abarca el derecho a una vivienda, sino que incluye, aseguran sus socias, “el derecho a la ciudad, al acceso de servicios básicos como agua o energía, a la satisfacción de otros derechos fundamentales como la salud, la educación o la seguridad, a contar con redes e infraestructuras de carreteras y otros elementos de comunicación, a gozar de espacios de encuentro y ocio…en definitiva, debe contemplar y cubrir el derecho a cada una de las escalas del hábitat humano, desde el territorio, pasando por los asentamientos y el espacio público, hasta la vivienda”.

“Es en esta falta de satisfacción de derechos donde nosotras, como arquitectas y a través de proyectos que entendemos dentro del marco de la cooperación al desarrollo, trabajamos, pues entendemos la realidad actual del mundo en el que vivimos comprendiendo que la globalización afecta directamente a la insatisfacción de derechos humanos a nivel mundial”, argumentan.

Para ellas, sus ‘clientes’ son las personas beneficiarias de sus proyectos, aquellas que muchas veces viven privadas de sus derechos y que ellas definen como “las últimas de la fila”. Pero, claro, esto debe poder financiarse, hacerse sostenible. Por eso, apuntan, “cualquier proyecto de cooperación debe ser sostenible en el tiempo para que genere cambios reales, y para nosotras ese trabajo pasa por compaginar una intervención social y participativa con la visibilización, sensibilización y formación de la sociedad”.

Por eso, desde ENPEU trabajan en paralelo en proyectos de intervención y de educación, acercando a los futuros profesionales del mañana realidades menos visibles y mostrándoles, otras maneras de hacer arquitectura más justas socialmente, sanas económicamente y ambientalmente sostenibles. “Y esto lo hacemos investigando y aprendiendo primero para contar después, transmitiendo y mostrando nuestras experiencias y lo más importante para nosotras, tejiendo una red de contactos de personas expertas en las que confiar y con las que colaborar”, cuentan.

Entre sus proyectos recientes, han trabajado con ACNUR en los proyectos “Yo me llamo Brisa, ¿y tú? Generando compromiso con los ODS y el desplazamiento forzado en la comunidad educativa y los municipios valencianos”, como talleristas acercando temas como género, cambio climático, derechos humanos o desplazamiento forzado a cursos de infantil, jóvenes y personas adultas en espacios educativos formales y no formales; también han iniciado una colaboración con la ONG CONEMUND para llevar a cabo un proyecto de “Reducción de la degradación ambiental de Ndioum Walo mediante prácticas ecológicas de cultivo y cocinado, en la Comuna de Ndioum (departamento de Podor, Senegal)”; y somos organizadoras y docentes del curso Arquitectura y Cooperación - El derecho a habitar en el Centro de Cooperación de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV). 

 

Una cooperativa de triple impacto

En 2021, la cooperativa fue seleccionada para participar en el programa Llamp Ames de emprendimiento sostenible de la Generalitat Valenciana, por lo que recibieron un paquete de servicios de asesoramiento por parte de FEVECTA. “La participación en el programa Llamp fue una experiencia buenísima. Aunque nosotras llevábamos mucho trabajo hecho de sesiones de reflexión y debates para definir qué era Enpeu y a qué íbamos a dedicarnos, con las mentorizaciones de Llamp aprendimos que para que nuestro modelo de negocio funcionase, debíamos saber acotar y tener claro conceptos como cuál era nuestro valor añadido, a qué clientes nos dirigíamos, qué canales de comunicación son los más apropiados para presentarnos, cómo clasificamos y definimos los servicios que ofrecemos, etc. Dar respuesta a todas estas preguntas fue clave para iniciar nuestra andadura, pues nos permitió entre otras cosas darnos cuenta de que teníamos muchas oportunidades de negocio como empresa consultora en proyectos de otras entidades”.

“Aprendimos también a seleccionar a qué tipo de proyectos nos interesaba presentarnos y a cuáles no y nos enseñaron a hacer supuestos e hipótesis de negocio que nos permitió, por ejemplo, estudiar una oferta de trabajo a la que nos presentamos y que es hoy en día uno de los mayores proyectos de la cooperativa”, explican.

Tan satisfactoria ha sido la experiencia, según reconocen, que este año se han presentado a la convocatoria de proyectos Llamp 3i, es decir, para jóvenes iniciativas de triple impacto social, medioambiental y económico. “Gracias al programa Llamp, estamos aprendiendo a ser empresarias y a hacer que nuestra cooperativa funcione para poder dedicarnos a lo que más nos gusta y mejor se nos da. Hoy en día aún continuamos concretando las respuestas a ese gran listado de preguntas, ya que tenemos previsto, e incluso en fase de borrador, la redacción de un Plan Estratégico a cuatro años vista”.

Y tras aplicar todo lo aprendido en el último año en el marco de la iniciativa Llamp, “actualmente nos encontramos con un montón de frentes abiertos”, comentan satisfechas, “porque hemos aprendido a potenciar nuestra capacidad de ser estratégicas y estamos presentando nuestros cursos de Arquitectura y Cooperación a diferentes organizaciones, entidades y convocatorias, adaptándolo para que llegue a muchas más personas y siga enriqueciéndose y actualizándose también el mismo”.

En cuanto al futuro de ENPEU COOP V, “soñando a lo grande, nos imaginamos compaginando todo ello con la intervención en las Cátedras de ciudad y habitabilidad de las universidades, participando de espacios de diseño de políticas de vivienda con las administraciones y entidades expertas y trabajando en países del Sur global como facilitadoras en proyectos de cooperación internacional, absorbiendo todo aprendizaje para traerlo a nuestras aulas y seguir formando a gente comprometida con el mundo y todos sus habitantes”.

 https://www.enpeu.org/

 
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