Adicción al juego y genética: ¿existe relación?
Publicado el jueves, 29 de febrero de 2024 a las 08:43
La adicción al juego, también conocida como ludopatía, es un trastorno del control de impulsos que se caracteriza por la dificultad de resistir las ganas de jugar o hacer apuestas, a pesar de que esto pueda generar consecuencias significativas y negativas en la vida personal y profesional del individuo.
¿Qué prevalencia de adicción al juego hay en España?
Según estudios estadísticos realizados por el ministerio de sanidad en 2020 que analiza diversas variantes del Juego con dinero, existe una prevalencia de personas adictas al juego del 2,2%. Esta cifra corresponde a un segmento de la población entre 15 y 64 años.
Algunos de los criterios para diagnosticar la adicción al juego (acorde a DSM-5 – la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) incluyen:
- La necesidad de apostar con cantidades crecientes de dinero para alcanzar la excitación deseada.
- La irritabilidad o inquietud al intentar dejar de jugar.
- La realización de esfuerzos repetidos pero infructuosos por controlar, reducir o detener el juego.
Las consecuencias de la adicción al juego pueden incluir graves crisis financieras, quiebra, pérdida de relaciones personales, problemas de empleo, e incluso problemas legales o de salud mental asociados.
Entre los juegos con dinero online destacan las apuestas deportivas, los juegos de cartas y los videojuegos.
La adicción al juego es un comportamiento complejo en el que influyen factores genéticos y ambientales.
La accesibilidad y la exposición al juego se considera un factor de riesgo, al igual situaciones de vida estresantes. Ejemplos de esto sería la pérdida del trabajo, traumas, problemas económicos o situaciones de presión económicas, y otras situaciones que pueden empujar a las personas hacia comportamientos adictivos como una forma de escape.
También existen factores genéticos y las investigaciones sugieren que representan aproximadamente el 40% del riesgo de adicción al juego.
Diversos estudios han propuesto que genes asociados a la función cerebral y el comportamiento pueden tener un papel en la aparición de la ludopatía. Esto se debe a su influencia en la liberación de neurotransmisores, como la dopamina, que modulan el comportamiento orientado a la búsqueda de recompensas.
No obstante, los genes específicos que tienen un gran efecto sobre el comportamiento ludópata no se han establecido definitivamente.
¿Cómo se podría prevenir la ludopatía?
Conocer nuestra predisposición genética al juego es una pieza clave que nos puede ayudar a prevenirla, ya que nuestro ADN no nos marca un destino inamovible. Solo en enfermedades genéticas específicas determinadas mutaciones son directamente causantes de la afección, y estas representan solo una pequeña proporción de todas las enfermedades.
Es crucial entender nuestras predisposiciones genéticas para actuar de forma proactiva. Por ejemplo, en el contexto de la ludopatía, si soy consciente de tener una predisposición genética hacia la adicción al juego, sería prudente abstenerme de participar en juegos con apuestas, incluso si se trata de cantidades mínimas y en ambientes distendidos con familiares o amigos. Mientras que, para la mayoría, esto podría ser un pasatiempo inocuo, para alguien con una fuerte predisposición hacia la adicción al juego, podría ser un detonante.
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